Hace algún tiempo que me rondaba por la cabeza publicar mi opinión sobre el dicho “Laciana, el Valle de la Libertad”.
En la página web de Caboalles, más concretamente en el foro de Caboalles, http://www.caboalles.org/public/foro/viewtopic.php?t=471, se suscitó esta cuestión y observamos el desconocimiento que teníamos de la verdadera historia de Laciana, lo que me dio pié a animarme realizar este opúsculo.
No soy el primero que expongo públicamente la idea de que Laciana no fue el Valle de la Libertad en los términos que nos contaron y que crédulamente admitimos; autores diversos lo insinúan en sus escritos pero nadie osa negarlo tan contundentemente como se hace en este artículo.
No quisiera que ningún lacianiego ignorase esta versión de su pasado, mucho menos romántica, mucho más realista.
La Carta Puebla que el rey Alfonso X el Sabio concedió al Concejo de Laciana contenía unos privilegios que rápidamente fueron suprimidos por los poderosos enemigos de los vecinos de este Concejo, se perdió el Realengo, no se pobló su capital San Mamés y el Fuero de Benavente declinó a favor del Señor de la Tierra.
No soy historiador, mis métodos son heterodoxos, pero creo que mis conclusiones son contundentes y difícilmente rebatibles.
No obstante, al finalizar el siguiente texto existe un apartado de comentarios donde cualquiera puede exponer educadamente sus ideas sobre este tema y, así, enriquecer nuestro conocimiento sobre esta cuestión.
LACIANA, ¿EL VALLE DE LA LIBERTAD?
El 24 de marzo de 1270, en Burgos, el Rey Alfonso X el Sabio otorgó la denominada Carta Puebla de Laciana, documento que recoge una serie de beneficios o privilegios para los moradores de esta tierra a la que pone límites en el propio texto de la Real Carta de Privilegio.
Los efectos para los vecinos de Laciana son:
- Convertirse en un territorio de realengo, ya que el Rey les otorga todos los realengos y todos los derechos que tiene sobre esta tierra, salvo el patronazgo de las iglesias.
- Que pueblen el lugar que dicen San Mamés, y que hagan villa.
- Que hagan mercado semanal
- También otorga el Fuero de Benavente para impartir justicia.
- E impone sus condiciones y el castigo para quien incumpla este Privilegio.
Transcripción:
http://es.wikipedia.org/wiki/Villablino
http://tierraspaesicas.blogspot.com/search/label/Carta%20Puebla
En cualquiera de estos dos enlaces está el trabajo hecho, así que para que repetirlo.
No existen documentos originales de la Carta Puebla, ni de la confirmación de Juan II de 20 de junio de mil cuatrocientos treinta y cuatro.
Se conservan en el Ayuntamiento de Villablino las confirmaciones de los Reyes y fechas siguientes:
- Felipe II, 12 de marzo de 1560
- Felipe V, 5 de diciembre de 1741
- Fernando VI, 13 de noviembre de 1748
- Carlos III, 29 de diciembre de 1760
- Carlos IV, 16 de septiembre de 1789
- Fernando VII, 17 de junio de 1830
Otras Cartas Puebla del mismo año:
- LUARCA –29 DE MAYO DE 1270
- NAVA – 22 DE JUNIO DE 1270
- POLA DE SIERO – 14 DE AGOSTO DE 1270
- VILLAVICIOSA – 17 DE OCTUBRE DE 1270
Fijémonos, por tanto, que era una actividad habitual del Rey Alfonso X el Sabio dar Cartas Pueblas habitualmente, y no solamente en este año de 1270, también en anteriores y posteriores, lo que significa que la de Laciana no fue única, salvo, tal vez, en los motivos:
Porque los omes de la tierra Laziana, se nos enviaron querellar muchas vezes que recibían muchos males e muchos tuertos de caballeros e de escuderos e de otros omes malfechores que les rovaban e tomavan lo suyo sin su plazer.
También es importante tener en cuenta las fechas de confirmación de los diferentes Reyes, que aún no tengo claro para qué valían, ya que nadie les hizo caso.
Veamos:
El Realengo:
dámosles e otorgmamosles todos los nuestros regalengos e todos los nuestros derechos que y avemos e devemos aver en esta tierra sobredicha que los ayan libres e quitos para siempre jamás.
Ver el artículo LA IGLESIA DE CABOALLES Y LA CARTA PUEBLA DE LACIANA en este mismo blog.
http://caputvallis.blogspot.com/2008/07/la-iglesia-de-caboalles-en-la-carta.html
Poco duró, un siglo y algo más después, Enrique III el Doliente(1379-1406), reinó entre 1390 y 1406, entregó al Adelantado Mayor de León y Asturias Don Pedro Suárez de Quiñones, en diciembre de 1396, los concejos de Laciana, Somiedo y Ribadesil por juro de heredad,(1) con sus cotos, e aldeas e términos e con todos los moradores de ellos… con fuentes e con montes e con valles e dehesas e términos en con prados e pastos e con aguas corrientes e non corrientes e con todos los fueros e derechos e rentas e tasas e señorío e justicia (Ver pág. nº 53 de Aventureros del Tiempo de Julio Álvarez Rubio – que cita a César Álvarez Álvarez y su libro El Condado de Luna en la Baja Edad Media, pág. 66.
(1) por juro de heredad – a título de perpetuidad
Y a qué es debida esta concesión, leamos un poco de historia:
En tiempos de Juan I y Enrique III será un bastardo de Enrique II, Alfonso Enríquez, conde de Noreña, quien, con el apoyo de otros personajes de la dinastía real como su hermano Fadrique, duque de Benavente, desafíen el poder del legítimo monarca en Asturias, León, Zamora y Tierra de Campos, aunque tal desafuero culmine en una incautación de sus bienes y en destierro no sin antes haberse extendido su rebelión a las tierras de Babia y Laciana donde, al frente de las tropas enviadas para sofocar la revuelta, le sale al encuentro el caballero Arias de Omaña, que consigue rechazar las pretensiones expansionistas trasmontanas del hermano bastardo del rey. Refugiado en Gijón, consigue pactar con Juan I un tratado por el que se le hereda, entre otros señoríos, en Valencia de Don Juan con el título de conde, al tiempo que revierten a la corona el grueso de sus tierras asturianas según recoge en su artículo sobre este personaje el Doctor Juan Uría (1975). Sin embargo las diferencias entre el conde Alfonso de Noreña y la monarquía vuelven a estallar con fuerza a comienzos del reinado de su sobrino Enrique III. Con el apoyo de otros miembros del clan regio, alza su voz contra ciertas medidas que reducían el monto de sus rentas. Su altanera actitud forzó al monarca de Castilla a encaminarse a León donde, ante el altar mayor, jura sobre la cruz y los evangelios que confiscará las tierras del conde y entregará Noreña al obispo de Oviedo. Poco después tiene lugar el cerco de Gijón (1394), villa de Don Alfonso, y último reducto fiel del conde antes de ser desterrado y huir a Bayona algún tiempo más tarde tal y como recoge Juan Uría en su mencionado trabajo. Papel singular en estas empresas jugó, siempre del lado del soberano, el Adelantado Mayor de León y Asturias Don Pedro Suárez de Quiñones, cuya estirpe será una de las principales beneficiadas de esta incartación real de los bienes del conde de Noreña, consolidándose, así, su posición destacada en el antiguo reino leonés hasta el extremo de convertirse, en palabras del Doctor César Álvarez (1982), en la principal casa nobiliaria de estas tierras.
Ver:
http://historialeon.blogspot.com/2005/09/53-la-implantacin-de-la-dinasta.html ,
artículo de Ricardo Chao Prieto. Es interesante la lectura de los artículos de esta página.
No hay mucho que decir, aparte de las motivaciones lacianiegas para ponerse de parte del Conde de Noreña, lo cierto y lo real es que Laciana (¿y los lacianiegos?) fue rebelde al rey y el antepasado del primer Conde de Luna, Don Pedro Suárez de Quiñones, fue uno de los valedores del monarca. (Amigo Pedro pa ti Laciana que sé que le tienes ganas, mira que hacer ese feo a nos, el Rey)
Fin del realengo.
No obstante, el sucesor de Enrique III, Juan II, confirma el Privilegio el 20 de junio de 1434, lo cual abre nuevos interrogantes sobre los que sólo puedo esbozar una teoría que está implícita en las interrogantes, ¿le devolvería el Realengo a Laciana?, ¿sería una maniobra de Don Álvaro de Luna para debilitar el poder de los Quiñones?, ¿qué pasó después del ajusticiamiento de Don Álvaro de Luna?.En esta Confirmación aparece como testigo Don Diego Fernández de Quiñones, Merino Mayor de Asturias. (Álvaro de Luna, Valido del Rey, no tiene nada que ver con los Condes de Luna de apellido Quiñones).
Es interesante incluir esta otra fuente de la historia:
http://el.tesorodeoviedo.es/index.php?title=Qui%C3%B1ones
Quiñones
De Enciclopedia de Oviedo, la enciclopedia libre.
Linaje de origen leonés asentado en la divisoria asturleonesa de los Barrios de Luna, encumbrado al calor de la guerra sucesoria entre Pedro I y Enrique de Trastámara o Enrique II.
Los dos últimos siglos de la Edad Media vendrían marcados en el contexto de la corona de Castilla por la influencia de una serie de poderosos familias nobiliarias que, por controlar un importante número de rentas y señoríos, incrementados por las mercedes enriqueñas, (recompensas concedidas por Enrique II a los nobles que tomaron su partido), se erigieron en árbitros de la situación política. Tal sería el caso de los Quiñones, cuyo primer miembro destacado fue el adelantado Pedro Suárez de Quiñones, hijo de Suero de Quiñones quien encontró la muerte luchando al lado de Enrique de Trastámara en la batalla de Nájera. Pedro Suárez es nombrado adelantado Mayor de León y Merino de Asturias, teniendo que reprimir a los Omaña, linaje entroncado con los Quiñones según cuenta el padre Carvallo. Su hermano Arias Pérez de Quiñones recibió de Enrique II los términos de Tineo, Cangas del Narce y Allande.
Los conflictos entre el conde de Noreña Alfonso Enríquez y los monarcas, determinaron a Enrique III a enajenar sus propiedades cediéndoselas a los Quiñones, que añadieron así a sus dominios los concejos de Llanes, Ribadesella, Noreña, Siero, Avilés, Pravia, Grado, Somiedo, Tineo, Cangas del Narcea, Navia y Allande en Asturias; y Laciana, Ribadesil, Puebla de Lillo y Gordón en territorio leonés.
A Pedro Suárez de Quiñones le sucede como cabeza de familia su sobrino Diego Fernández de Quiñones, Merino Mayor de Asturias y consejero de Enrique III, también conocido como Diego Quiñones de Aller, hijo de Leonor de Quiñones y de Diego Fernández de Aller. El padre Carvallo cuenta cómo la ciudad de Oviedo se negó a pagarle la merindad al no residir en ella ni cumplir con sus obligaciones, incidente que se salda con el nombramiento de un representante del de Quiñones. Diego Quiñones pretendió además apoderarse de la villa de Avilés, enviando al efecto a Gonzalo Fernández de Pajares que logró tomar el alcázar; al no respetar Quiñones los fueros de la ciudad se produce un alzamiento dirigido por Martín de las Alas y Pedro de Valdés que lograron rechazar la opresión señorial. También quiso hacerse con Cangas y Tineo alegando que formaban parte del patrimonio de su tío.
El primogénito de Diego Quiñones de Aller fue Pedro de Quiñones, señor de Luna, quien combatió a los musulmanes en Granada y Jaén, y tomaría posteriormente el partido del almirante don Fadrique y del conde de Benavente, sus cuñados. Trató de capitalizar el rechazo al condestable Álvaro de Luna existente en Asturias, para extender su dominio a todo el Principado. Su hermano fue el célebre Suero de Quiñones, héroe del Passo Honrosso del Puente de Órbigo, episodio que inspiraría a Cervantes. Con estos dos Quiñones los abusos constantes que la familia venía cometiendo desembocarán en un enfrentamiento abierto con la realeza: Juan II encomienda al Príncipe de Asturias don Enrique recuperar sus mayorazgos asturianos. El príncipe envía a Asturias a los capitanes Fernando de Valdés, Gonzalo Rodríguez de Argüelles y Juan Pariente de Llanes para someter a los Quiñones y rescatar las fortalezas, villas y lugares que se habían apropiado. Ante las dificultades con se toparon decidieron convocar una junta de Hidalgos en Avilés, villa favorable al rey, para canalizar la oposición a los Quiñones. Se acordó jurar lealtad al rey, que a cambio se comprometió a ejercer perpetuamente la jurisdicción sobre las tierras de los Quiñones, no enajenándolas ni devolviéndoselas a sus descendientes. Las resoluciones de la junta quedaron recogidas en un memorial que Juan Pariente de Llanes envió al monarca. El compromiso del rey fue suficiente para suscitar una alianza que logró finalmente someter a Pedro y Suero y a todos sus parientes.
El sucesor de Pedro de Quiñones, Diego Fernández de Quiñones, conde de Luna, logró el control nuevamente de los dominios de su padre, apoyando la causa de don Alfonso, hermano de Enrique IV de Castilla, y promoviendo diversos conflictos. Su muerte, y el centralismo a ultranza de los Reyes Católicos, política que sentaría las bases de la monarquía moderna, iría liquidando progresivamente el poder de los Quiñones y, en general, de la nobleza terrateniente. Último vestigio del antiguo poder de la familia fue el pleito iniciado en 1553 por Claudio Vigil de Quiñones sobre sus derechos en las villas de Cangas y Tineo, fallado a favor del rey.
Otrosí:
http://www.euskalnet.net/laviana/gen_hispanas/quinones.htm
Genealogía.
Datos tomados de la obra dicha de don César Álvarez Álvarez , de la que han sido copiados los párrafos entrecomillados.
II.- Pedro Suárez de Quiñones I, adelantado mayor de León y Asturias, señor de la casa de 1367 a 1402.
Pedro “se inserta en la nobleza de servicio real, vinculado al cargo de Adelantado Mayor de León y Asturias durante el reinado de tres reyes Trastámaras: Enrique II, Juan I y Enrique III, apoyando a los dos últimos a quienes sirvió de baluarte en tierras norteñas para la lucha que ambos mantienen con el conde don Alfonso, hermano de Juan I. Sin títulos pero con cargos, quintuplica en superficie su patrimonio jurisdiccional al beneficiarse, ya en su madurez, de la caída de los parientes del rey Enrique III”.
IV.- Diego Fernández de Quiñones I, señor de la casa de 1402 a 1444. Merino mayor de Asturias.
“Diego Fernández de Quiñones I, denominado el «de la buena fortuna», participa activamente en la vida política del reinado de Juan II, si bien, unas veces «de facto», otras «in pectore» se mostró siempre más adicto a don Fernando de Antequera o a sus hijos, los Infantes de Aragón, que al propio monarca. La vinculación de don Diego o la de sus hijos mayores al Condestable don Álvaro de Luna fue pasajera, aunque éste respaldase con su poder al «Honroso Paso» de don Suero, convertido en el episodio caballeresco más importante de la Edad Media española. Intervino en los principales enfrentamientos bélicos contra el Reino de Granada, deambuló por la corte del infante don Fernando y también, aunque en menos ocasiones, por la real. Con acertada política matrimonial, además de entroncar con las más ilustres y potentes familias castellanas, consiguió urdir con su colaboración toda una red de intereses cuyos objetivos más próximos eran garantizar su seguridad y derribar del alto pedestal de fuerza y poderío al Condestable don Álvaro, privado del rey. Es así como los Enríquez, los Pimentel y los Acuña, afincados en territorios cercanos a los suyos, emparentan con él y son parte de su círculo, dejando aislados a los Osorio y a los Guzmán, sus enemigos.
“Defensor a ultranza de sus propios intereses y auténtico «señor feudal», pretende que los abusos que indudablemente comete se convierten en ley y que su voluntad no sea contestada. La Merindad Mayor de Asturias que desempeña coadyuva, por las competencia inherentes, a perpetuarlos. Pero los vecinos de los concejos de la montaña leonesa occidental protestan unánimemente de sus arbitrariedades señoriales y el rey limita sus excesos e incluso recorta su patrimonio”.
V.- Pedro Suárez de Quiñones II, señor de la casa de 1444 a 1455.
“Años difíciles para la familia son, sin duda, los que comprenden la vida de Pedro Suárez II (1444-1455). Criado en la casa del Condestable don Álvaro de Luna se convertirá pronto en su más feroz y acérrimo enemigo, formando grupo y alianzas con el Almirante de Castilla, el conde de Benavente, los Manrique, etc. —vinculados todos ellos a los Infantes de Aragón y muy especialmente al infante don Enrique—. El Condestable en un bando y don Pedro en el contrario se enfrentan en Olmedo (1445) donde, derrotado, es hecho prisionero e incautados sus bienes que pronto recuperará aliándose con el Príncipe don Enrique, en ese momento contrario a don Álvaro de Luna y a Juan II. Sin embargo, muy pronto, por una hábil maniobra de los validos de Juan II y del Príncipe, el Condestable y el marqués de Villena, respectivamente, son encarcelados Pedro de Quiñones y otros caballeros y nobles de su bando. En estos momentos (1448-1450) el señorío de don Pedro se tambalea y Laguna de Negrillos, villa principal de la familia es entregada al rey, al igual que el castillo de Luna. Los infantes tienen que moverse para conseguir su liberación que, en efecto, tiene lugar en 1450. Su patrimonio comienza a ser recompuesto, pero ya no recupera su anterior poderío, hallándose en un estado de letargo y postración cuando se produce la muerte de su titular en los inicios del año 1455”.
VI.- Diego Fernández de Quiñones II, señor de la casa de 1455 a 1491, primer conde de Luna desde 1462, casó con Juana Enríquez. Diego murió en su palacio de Laguna el 2-XI-1491, con unos 56 años de edad.
“La cabeza de la Casa más importante de todo el siglo XV y protagonista casi exclusivo de su segunda mitad, es Diego Fernández II, quien lleva a su cenit al señorío que su abuelo de igual nombre había constituido años atrás. Pronto participa en la política de bandos y facciones que el débil Enrique IV permite, alineándose, como sus antecesores, con los Pimentel y con los Enríquez-Almirantes de Castilla y condes de Alba de Liste.
“Este círculo nobiliario dirige sus aspiraciones en un solo sentido: el reconocimiento como legítimo heredero del Príncipe don Alfonso con claros fines partidistas y egocéntricos. Mientras éste vive, el Quiñones —ya conde de Luna—, acrecienta su poder político, gobierna en Asturias, aumenta territorialmente su señorío y sus mercedes. Es una fase ascendente y de activa intervención en las problemáticas asturiana y leonesa. La prematura muerte del joven don Alfonso hace que el conde de Luna, tras unos ligeros titubeos, se incline por la Princesa doña Isabel quien pronto, con generosas concesiones lo capta para su causa —la misma que, en última instancia hasta entonces defendiera su hermano don Alfonso—. Cuando ascienden al trono los Reyes Católicos los partidarios más acérrimos de doña Isabel, los Stúñiga, Pacheco y Carrillo, optan por aliarse y defender a la Princesa doña Juana. El conde de Luna en cambio, ligado sobre todo a don Juan Pacheco y en ocasiones también al arzobispo Carrillo, permanece adicto al grupo isabelino, participando activamente en la guerra de Sucesión contra Portugal.
“El pujante condado de Luna, que había gozado de momentos de esplendor político, escalonados entre 1462 —fecha de su creación— y 1480, sufre, a partir de este último año un acusado decaimiento, sobre todo por haber iniciado la monarquía Católica su conocida política de limitaciones y freno al poder nobiliario. En esta atonía se mantiene hasta los primeros años considerados tradicionalmente como los albores de la Edad Moderna.
“Las principales razones que llevaron a la paulatina debilidad de la Casa hay que buscarlas en los frecuentes y enconados conflictos que los titulares de aquélla, tanto el primero como el segundo condes, mantuvieron en dos grandes frentes. Por un lado, las graves y prolongadas contiendas suscitadas en León con algunos nobles y monasterios, próximos a sus señoríos. Por otro, la paulatina pérdida de posiciones, privilegios y oficios asturianos, tras un largo conflicto (1484-1494) con los Reyes Católicos y con el propio Principado”.
Datos extractados, acudid al enlace para leerlos en su totalidad.
A todo esto me imagino a Laciana como un péndulo.
No tengo respuesta para las preguntas anteriores, salvo los textos incorporados que avalan la teoría esbozada, ni conozco el motivo de la Confirmación del Privilegio por Felipe II de 12 de marzo de 1560, y el tiempo continúa pasando hasta después de la Guerra de Sucesión, con los Borbones en el trono.
Felipe V, con motivo de la Guerra de Sucesión Española y con el fin de lograr fondos para pagar los ingentes gastos de la misma, promulga el Decreto de Incorporación que busca viejas deudas con la corona y además estipula la integración de Villas y lugares a su primitiva jurisdicción para prevenir una posible deslealtad a su persona en favor del otro pretendiente al trono, el Archiduque Carlos de Austria.
Con este motivo, el Concejo de Laciana somete su Privilegio a la confirmación por parte de Felipe V, consiguiendo su aprobación el 5 de diciembre de 1741, quedando exento del Decreto de Incorporación.
En el texto de la Confirmación del Privilegio por Felipe V, aparecen los siguientes textos:
Y mediante de que por el relacionado Privilegio no se justificaba la satisfacción de los ciento cincuenta maravedíes en cada año que el precitado Concejo se había obligado a pagar por razón del Portazgo, ochenta por la exención; por el yantar diez y otros tantos al Merino que conforma todos doscientos y cincuenta maravedíes los cuales se había obligado a satisfacer el referido Concejo al nominado señor Rey o a la persona que la Tierra tuviera, y habiéndole pedido a la parte del Concejo justificación de quién percibía estos derechos presentó un testimonio dado por Gabriel Álvarez Escribano de Número y ayuntamiento del expresado Concejo de Laciana en el dieciséis de mayo del año próximo pasado de mil setecientos cuarenta, por el cual contestó y dio fe como el Conde de Luna era dueño del referido Concejo y que como tal nombraba Jueces, Tenientes y Escribanos tomando sus residencias y que asimismo percibía el derecho de Servicio y Alcabalas, y los ciento cincuenta maravedíes de Foro de Portazgo en cada año según se expresaba en el referido Privilegio y que los restantes aunque actualmente no los pagaba el mencionado Concejo por no habérselos pedido, e ignorar a quién se había de acudir con ellos, dio fe el nominado Escribano de que estaban prontos los referidos vecinos a dar satisfacción de lo que estuvieren debiendo.
Utilizan los vecinos del Concejo de Laciana este Privilegio frente a Felipe V para librarse del Decreto de Incorporación, pero no para que se reconozca como Tierra de Realengo, derecho que parece han perdido durante el reinado de Enrique III el Doliente.
Los vecinos del Concejo de Laciana ya no luchan por su realengo, libres y quitos para siempre, ver las Contestaciones de Caboalles de Abajo al Interrogatorio del Catastro de Ensenada, concretamente a las preguntas núm. 2, núm. 27 y núm. 28, aunque sería muy interesante para los que quieran saber más de la vida en Caboalles en 1752 que lean dicho Interrogatorio en su totalidad:
http://caputvallis.blogspot.com/2008/02/catastro-de-ensenada-ao-1752.html
Para facilitar la labor a quien no tenga tanto tiempo, reseño las preguntas a continuación:
2. Si es de realengo o de señorío, a quién pertenece, qué derechos percibe y cuánto produce.
27. Si está cargado de servicio ordinario y extraordinario u otros, de que igualmente se debe pedir individual razón.
28. Si hay algún empleo, alcabala u otras rentas enajenadas, a quién, si fue por servicio pecuniario u otro motivo, de cuánto fue y lo que produce cada uno al año, de que se deberán pedir los títulos y quedarse con copia.
Las respuestas a la segunda pregunta por parte de todos los pueblos actuales de Laciana, incluido Villarino de La Zeana que ahora pertenece a Palacios del Sil, y excluido Villarquemado o Villar de Santiago que era del Concejo de los Cilleros, son similares y dicen:
A la segunda dijeron que es del Conde de Luna y que por su establecimiento no le dan derechos algunos y responden…
Como veis todos los pueblos de Laciana reconocen que el concejo es del Conde de Luna, también es cierto que no dicen, la mayoría, que sea tierra de señorío, expresamente no lo reconocen, aunque tácitamente está claro, y digo la mayoría ya que San Miguel contesta:
A la segunda dijeron que es de señorío y su dueño el Exmo. Señor Conde de Luna, y que por sus establecimiento de él no pagan cosa alguna y responden
¡Hay que ver que respetuosos los de San Miguel!
A la pregunta núm. 27 responden lo que pagan por el Servicio Ordinario y por la Matadera, y en el caso de Robles por la Piedra Martrimega (o algo así).
A la pregunta núm. 28 detallan lo que pagan de Alcabala.
Todos estos impuestos los percibe el Conde de Luna.
Detalle por pueblos:
(1) En Orallo no pagan Alcabala por trueque con un puerto de pasto para merinas, se estima el rendimiento anual en 600 reales.
(2) Los datos de Villarquemado puede que no sean reales al no entender bien la respuesta, lo que sí es seguro que el Servicio Ordinario se lo pagaban al Estado de Luna y la Alcabala al Estado de Uzeda (Duque de Uceda).
También, la respuesta a la segunda pregunta por parte de Villarquemado (actualmente El Villar de Santiago), tenía que ser diferente y es la que sigue:
A la segunda dijeron que dicha población es de señorío que obtiene el Ducado de Uzeda por feudo de vasallaje y con el nombre de yantar le contribuyen anualmente sus vecinos doce reales de vellón y responden.
Pues esta era la situación del Concejo de Laciana unos quinientos años después de la concesión de la Carta Puebla y el realengo de las tierras cuyos límites dicha Carta ampara.
Pero para reafirmar más lo dicho hasta ahora, veamos unas hojas del libro:
España dividida en provincias e intendencias y subdividida en partidos, corregimientos, alcaldías mayores, gobiernos políticos y militares…
Aquí vemos como los Jueces Ordinarios del Concejo, los nombraba el Conde de Luna.
Aunque ya lo habíamos leído en los párrafos de la Confirmación del Privilegio de Felipe V.
La Población:
E estos derechos e estos regalengos les damos en tal manera que ellos pueblen en el lugar o dicen Sanct Mamés. E que fagan y villa e todos los que y poblaren que tengan y las mayores casas pobladas e encierren y su pan y su vino.
Perdonad mi desconocimiento, aún no sé donde está San Mamés en Laciana.
Desconozco cualquier documento antiguo que lo refleje, si alguien lo tiene o conoce su existencia que me lo haga saber, ya que yo no sé donde está el lugar o dicen Sanct Mames.
Dicen que es La Puebla de San Mamés de Las Rozas, digo que ni en el Catastro de Ensenada, ni el el Miñano, ni en el Madoz aparece ese nombre, como podéis comprobar en las entradas que sobre esos temas están publicadas en este blog y que contienen la documentación original o el enlace correspondiente para comprobarlo quien así lo desee. No aparece San Mamés por ningún escrito, los vecinos en el Interrogatorio de Ensenada le llaman Las Rozas, en el Miñano aparece como La Puebla de las Rozas y en el Madoz como Puebla de las Rozas. Pues el “San Mamés” está “perdido” desde 1752 para acá.
A falta de confirmación sobre la situación del lugar o dicen Sanct Mames, se me ocurren varias preguntas:
¿A qué fue debido la desaparición del nombre del lugar?, se supone que habría un lugar de culto, posiblemente una ermita, a dicho santo, luego tuvo que desaparecer la ermita.
¿Quién tuvo tanto interés en que el nombre del lugar desapareciese?
Si realmente estaba en Las Rozas, ¿quién evito la construcción de la villa en ese emplazamiento?, ¿quién evitó el “pelotazo urbanístico” aprobado por el Rey Alfonso X?, ¿quién promocionó a Villablino como lugar alternativo, aunque San Miguel tenía mejores casas, parroquia (que no tenía Villablino y de la que dependía)?, ¿o el lugar de San Mamés era Villablino?, y si la respuesta a esta última pregunta es afirmativa, ¿a quién le interesó cambiar el nombre de San Mamés?. Creo que todas las preguntas tienen una única respuesta, el Conde de Luna.
Al Conde de Luna y a sus antepasados no les interesaba que se desarrollase una villa nueva, fuerte y con el Privilegio en la mano, por lo que harían todo lo que pudiesen para evitarlo, consiguieron hacer desaparecer la ermita, el lugar y el nombre de San Mamés, y promocionaron a Villablino donde tenían su Torre.
La Torre del Conde de Luna en Villablino promocionó la población del lugar con los Alcaldes, Tenientes, Jueces, Andadores, Corregidores, etc., todos a sueldo de dicho Señor, y alrededor del poder se irían aproximando otras gentes a buscar las mercedes del dueño de la tierra.
Si los Señores de Laciana, Condes de Luna, levantasen la cabeza se mostrarían contentos y orgullosos de que su idea siga perdurando, ni existe el Concejo de Laciana, ni su capital San Mamés. Ni Laciana es el Valle de la Libertad.
Todos nuestros símbolos han desaparecido, el pasado legendario se ha esfumado.
Está presente el pasado ominoso y oprobioso y los lacianiegos contentos con la situación, dejándose llevar, sin oponerse a los males que ocurren y acechan a esta Tierra, hemos perdido el espíritu de libertad que tenían aquellos omes buenos del año 1270.
Deberíamos a construir esta Tierra de la Libertad de nuevo, a imagen y semejanza de los “omes buenos”, mi ilusión sería recuperar los viejos y queridos nombres, las Juntas Vecinales y sus asambleas.
Mi ilusión, que viene de iluso, sería que el Ayuntamiento de Villablino pasara a llamarse Concejo de Laciana, o en su defecto Ayuntamiento de Laciana y Villablino tomase el nombre de San Mamés.
Fuero de Benavente:
Ha quedado claro anteriormente que los vecinos no elegían a sus jueces como determina el Fuero de Benavente, lo hacía el Conde de Luna hasta la abolición de los Señoríos durante el reinado de Fernando VII.
La Carta – Privilegio de Alfonso X el Sabio, de 24 de marzo de 1270, otorgada a los vecinos del Concejo de Laciana fue un autentico papel mojado, se perdió el realengo, no se pobló San Mamés, no tuvieron jueces propios …
Laciana no fue el Valle de la Libertad.
¿A qué esperamos para salir de este letargo histórico?
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