- Ultima versión: 20 de junio de 2022
VIAJE
DE ESTUDIOS A PORTUGAL
ALUMNOS
DE 6º CURSO DE BACHILLER
DEL
COLEGIO NUESTRA SEÑORA DE CARRASCONTE CURSO 1966/1967
Se
trata de una recopilación de recuerdos del citado viaje apoyados en las
fotografías de diversos autores y dispar
calidad que fueron captadas durante el transcurso del mismo. Sería interesante
que los lectores de este texto y, además, protagonistas de esta excursión
aporten sus experiencias vividas durante su desarrollo, logrando así recomponer
y rememorar los confusos momentos que yacen medio olvidados en nuestra memoria.
27 de marzo de 1967
Nos subimos al autobús de Autos
Pelines el lunes de pascua, 27 de marzo de 1967, en Laciana e iniciamos nuestro
recorrido realizando nuestra primera parada en Orense.
Visitamos
las Burgas, manantiales de agua caliente, con un tiempo lluvioso como podemos
comprobar en la imagen.
Con nosotros está “Zoco” de San Miguel, portero del equipo
de fútbol del Instituto Laboral y después de la S.D. Laciana en la década de los setenta.
Manuel Blanco me confirma
que Ángel Suárez Collar “Zoco” estaba estudiando en Villagarcía de Arosa, sabedor de nuestro viaje vino a saludar a sus amigos de San Miguel y por eso
coincidimos.
A continuación
podemos ver otras fotografías realizadas en el mismo lugar, antes de partir
hacia Tuy para pasar la frontera.
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Foto: Colección Villa.
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La
mayoría íbamos sin pasaporte, aunque creo llevábamos autorización paternal con
el visto bueno de la Guardia Civil. Creo que hubo que hacer algún trámite
adicional pero al final pudimos acceder a Portugal sin mayor incidencia.
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Foto: Colección Adela y Salustiano
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Fotos: Colección Villa. |
La siguiente parada, si no
me equivoco, se realizó en Valença do Minho donde coincidimos con un mercadillo
y vimos a Espanha desde la fortaleza, con el Miño en medio que llevaba (y
lleva) las aguas lacianiegas hacia el mar.
No recuerdo donde comimos, ¿en
Caminha?, y seguimos viaje hasta la meta de este primer día en Viana do
Castelo. De la alimentación durante todo el recorrido no me acuerdo de nada.
Después de cenar visitamos,
algunos de nosotros, el puente Eiffel cuyas luces amarillas eran una novedad
que yo veía por primera vez y que nos daba un aspecto irreal, casi fantasmal,
de nuestros propios cuerpos.
Dormimos en una pensión en
habitaciones de dos camas para cada cuatro personas (una circunstancia que se
repetiría casi todos los días) lo que favorecía la realización de travesuras.
Confieso que desperté a Loyo dejándole caer agua en un oído lo que no le gustó
en absoluto (Después de tantos años espero que me perdones, estoy arrepentido),
también se rompió una bombilla por culpa de una toalla voladora. Creo que las
almohadas eran muy duras, tal vez rellenas con arena o similar.
28 de marzo de 1967
Salimos de Viana con meta en
Leiria, aunque supongo que a priori no sabía nadie en qué lugar íbamos a dormir
este día.
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Foto: Colección Villa. |
De este día sólo dispongo de
esta fotografía, a la salida de Viana do Castelo por la mañana, el contraluz
distorsiona a los situados más a la derecha de la imagen.
Pero Berta nos
inunda de color este amanecer con la siguiente instantánea que tiene todos los
visos de estar tirada en Viana do Castelo como la anterior.
Las similitudes
entre ambas son casi determinantes para afirmar que están realizadas en la orilla del río Limia.
Foto: Colección
Berta Fernández
Aunque tampoco
sea concluyente parece que el vestuario de nuestras compañeras es compatible con
el que lucen en la imagen de este mismo día junto a la estatua de Rosália de Castro en Porto..
Hemos recibido
de Manuel Blanco, con posterioridad a ésta, otras tres imágenes que son piezas
imprescindibles para confirmar detalles de lo relatado con anterioridad y, además,
nos evoca una visita que ninguno recordaba hasta que veamos la prueba fotográfica.
Foto: Colección Manuel Blanco
En ésta vemos a Blanco, Ulpi, Carnero y Tino que confirma que se
encuentran en la ribera del río Limia correspondiente a Viana do Castelo con la ponte Eiffel al fondo. Así mismo el ramaje frondoso que tienen
sobre sus cabezas es el del árbol donde se apoyan
en la fotografía anterior Ana María y Berta.
Como veis,
cuantos más datos dispongamos mejor quedará armado el relato de nuestro viaje
de estudios.
La estampa
siguiente, también de Manuel Blanco, nos ilustra de una parada olvidada, la de
Póvoa de Varzim, población anterior a Vila do Conde que en aquella época disponía
de un circuito urbano de automovilismo.
Vemos a Julio
y Blanco apoyados en el monumento dedicado a Caetano VASQUES CALAFATE por “OS
PESCADORES AGRADECIDOS”
Foto: Colección Manuel Blanco
Profesor y
periodista impulsó la construcción del puerto pesquero de Póvoa de Varzim.
Continuamos viaje hasta
Porto, llegando a la segunda ciudad de Portugal me llamó la atención la
cantidad de gente vestida de negro y algunos descalzos (1) aunque en ese
momento estaba lloviendo ligeramente.
En la siguiente instantánea
tomada en Porto vemos a algunos de nuestros compañeros a los pies de la Fonte da Rosália de Castro.
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Foto: Colección Eva e Isabel
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Nuestras compañeras, según me recuerda Berta, se acercaron a un
mercadillo para comprarse unos paraguas de color blanco. En esta imagen
anterior y otra posterior que nos aportan las hermanas Eva e Isabel podemos ver
dichos “guarda-chuva”.
Aquí, en Porto, sucedió un
extraño suceso que influyó en el devenir del resto de la excursión: Paseábamos
en grupos muy pequeños y desperdigados, Ana María y Berta caminaban solas
cuando fueron abordadas por unos jóvenes portugueses que viajaban a bordo de un
automóvil marca Mini con la presunta intención de “secuestrarlas”. Agripino que
iba detrás con otro grupo a una cierta distancia de nuestras compañeras empezó
a dar voces por lo que los inoportunos se dieron a la fuga.
No voy a poner en
controversia este incidente ya que no me extraña que ante dos chicas guapas,
extranjeras, bien vestidas, etc., los acosadores intentaran ciertas acciones no
deseadas por nuestras compañeras. Nos reunió el Director en el autobús y nos
largó una filípica sobre este caso relacionándolo con la trata de blancas y
prohibiéndonos circular de forma individual o sin suficiente acompañamiento del
resto de compañeros.
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Foto: Colección Eva e Isabel
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La imagen puede que esté
tomada en la siguiente parada después de Porto, Aveiro o Figueira da Foz.
Me comenta Eva que en casi
todas las instantáneas la retratan con un bolso, incluso aquí en la playa, ello
es debido a que fue la tesorera del viaje y en ese bolso viajaban los caudales
y los justificantes de pago. ¡Como para extraviarlo!.
No tengo claro donde comimos
(Aveiro o Figueira da Foz, supongo que en la ciudad citada en primer lugar
sobre la mitad de esta etapa) porque los recuerdos de esta gira los tengo
mixturados con otros de diversos viajes que realicé posteriormente por estos
mismos lugares, así en Porto no tengo claro si visitamos el puerto que comparte
con Vila Nova de Gaia en la desembocadura del Douro o si lo vimos desde el
autobús al mismo tiempo que atravesábamos el famoso ponte de Dom Luis I.
Por fin llegamos a Leiria,
donde descansaríamos hasta el día siguiente.
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Foto: A. de la Villa. |
La diapositiva anterior de
Leiria no corresponde a este viaje, es de 1985, se inserta para ayudar a
nuestra memoria ya que es similar a la imagen que presentaba esta ciudad
durante nuestra visita a la misma.
Después de cenar acudimos a
un salón grande, similar a una sala de fiestas de los años cincuenta en nuestra
comarca, donde corrió el vinho verde y tuvimos la compañía de unos cuantos
jóvenes portugueses atraídos por nuestra presencia.
29 de marzo de 1967
De Leiria a Cascais.
Después de la primera
redacción de estos apuntes en la que indico que no tengo instantáneas de
nuestro paso por Leiría, tal y como expongo en párrafos anteriores, gracias a
la colección de Eva e Isabel disponemos de una fotografía que se parece a la
diapositiva de 1985, correspondiente a la salida hacia Cascais.
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Foto:Colección Eva e Isabel
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Eva sigue cuidando de nuestro
tesoro, con Lita como sempiterna “guardaespaldas”.
La primera parada, que yo
recuerde, fue en Nazaré, población pesquera que en aquella época aun varaba las
barcas en la arena de la playa. De esta visita tenemos suficiente documentación
gráfica.
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Foto: Colección Villa. |
En algunas instantáneas observamos la excelente y abundante “pesca” que
realizaron estas barcas.
En otras la “pesca”
ya ha sido descargada pero está tan “viva” que es capaz de abandonar la arena y
pasear por las empinadas calles del pueblo costero como reflejan las ulteriores
capturas fotográficas que ilustran este texto.
Hoy día Nazaré es un destino
turístico, las embarcaciones tienen puerto fuera de la playa urbana, a su mano
izquierda mirando hacia el mar.
A la derecha de este arenal
está el faro y después la Praia do Norte con olas enormes, de las mayores del
mundo, que hacen las delicias de los aficionados al surf.
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Foto: Colección Eva e Isabel
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Fotos: Colección Villa. |
Reconocemos en las anteriores imágenes a
Carnero tocado con el gorro típico de los pescadores de Nazaré y a Berta con el
garrafón de vinho verde en la cabeza; hay que recordar que en el transcurso de
la ruta este rico semiseco se nos subió a algunos a la cabeza pero por el
interior de la misma. Nos comenta Blanco en el WhatsApp que este vino “estaba dulce y le pegaba bien..”.
Queda para el
final de esta narración sobre la visita a Nazaré la fotografía en color que nos aporta Berta.
Foto: Colección Berta Fernández
Al fondo de la
estampa los acantilados de Sítio da Nazaré, barrio con una vista panorámica
sobre la playa y casco urbano de esta villa al que se accede por el Elevador da
Nazaré que no es más que un plano inclinado por el cual sube un vagón de pasajeros adaptado a la pendiente y baja
otro al mismo tiempo y que se cruzan en un ensanche hacia la mitad del
recorrido, sistema que usaban las minas de Laciana para mover vagones de carbón entre pisos o plantas de producción.
Según nos
comenta Julio, los niños que salen retratados se acercaban para pedirnos
dinero. Algunos de más edad ya ayudaban a los pescadores a varar las barcas en
la playa como lo demuestran sus botas altas.
Seguimos ruta hasta llegar a
Óbidos, ciudad medieval amurallada, (no recuerdo si paramos antes en algún
lugar como Caldas da Rainha, población famosa por su cerámica).
Hicimos un amplio recorrido
por sus murallas y rúas que nos trasladaron a la Edad Media, en éstas tuvimos
la oportunidad de probar en sus comercios la ginja o ginjinha – licor de
guindas – que es la bebida tradicional de esta población.
Los
portugueses son muy aficionados a elaborar licores de múltiples ingredientes,
hasta de la almendra amarga – típico del Algarve – que puedo asegurar que está
muy rico y es bastante “peligroso”.
Las fotografías que inserto
a continuación son la muestra de la notoriedad que tiene esta villa en la
historia de Portugal y el porqué de su interés turístico en nuestros días.
También documentan nuestro paso por aquí hace más de medio siglo, más de
cincuenta y cinco años que no son nada
para su existencia que documenta el paso de romanos, visigodos y árabes, antes
de que los portugueses la denominasen como “a Vila das Rainhas”.
Fue un acierto
realizar esta visita a esta impresionante villa amurallada en su totalidad, hay
más en Portugal como Estremoz o Marvâo que son pueblos preciosos pero fuera de
nuestra ruta de viaje, pero tal vez Óbidos sea el más bonito de todos.
En nuestro país
tenemos más ejemplos de lugares fortificados que no desmerecen a los
portugueses, pero aquí toca hablar de los lusitanos.
También aquí -
ver en la correspondiente instantánea - se acercaban los niños a nosotros,
posiblemente con las mismas intenciones que los meninos de Nazaré.
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Foto: Colección Villa. |
En lo alto de la muralla de Óbidos, en esta
primera imagen tenemos a Blanco, Villa y Villar.
En la siguiente, el cambio
de fotógrafo, Blanco por Miguel Ángel, hace que este último sea el que salga
retratado con los citados Villa y Villar, quién parece tener prisa por
levantarse de su asiento.
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Foto:Colección Miguel Ángel
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En la imagen siguiente vemos
a Ermelinda y Lama juntos que por un momento han podido escapar de la vigilancia a
la que estaban sometidos. Nos recuerda Berta, con el consentimiento de
Ermelinda, que los citados compañeros estaban medio ennoviados en esta
época y el Director lo sabía, por lo que su mujer hizo de carabina de Ermelinda
durante todo el viaje. Aunque en esta instantánea pudieron burlar, por unos
segundos, la custodia de Juanita.
Creemos, tanto Berta, como
Ermelinda, como yo, que esta fotografía es un buen recuerdo de nuestro compañero
Manolo Lama y de una circunstancia ilusionante de su vida de la que fuimos
testigos. También estoy seguro que todos nosotros, sus compañeros, sin
excepción, tenemos a Lama en nuestra memoria, evocándolo con mucho cariño y
añoranza.
Lama, estarás presente en
nuestra reunión, en nuestro corazón, en el recuerdo, en la mente; no te has ido
porque no te hemos olvidado.
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Foto: Colección Villa. |
En la siguiente instantánea
procedente de la colección de Eva e Isabel vemos a algunos de nuestros
compañeros confraternizar con unos niños de Óbidos sentados en la base del
pelourinho (picota) de la villa.
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Foto: Colección Eva e Isabel
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Óbidos sigue siendo uno de
mis destinos preferidos en Portugal, cada vez que tengo la oportunidad de
entrar por la Porta de la Vila en su recinto encuentro algún detalle que me
sorprende e incentiva para volver.
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Fotos: A. de la Villa. |
Quiero poner un poco de
color a nuestra memoria con las dos imágenes precedentes realizadas en el año
2005, la primera del interior de la citada Porta da Vila con sus famosos
mosaicos del año 1740 y la segunda de un plano general de Óbidos.
Seguimos ruta hasta llegar a
Estoril, el autobús quedó estacionado en la explanada que hay delante del
Casino y nos acercamos hasta la playa que hay delante a estirar un poco las
piernas y hacer unas fotografías.
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Foto: Colección Miguel Ángel
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En la instantánea Miguel
Ángel en el espigón de la Praia de Tamariz con el Forte da Cruz al fondo.
Parece ser que había prisa
por reiniciar el viaje camino de Cascais y el Director nos urgía que volviésemos rápidamente al
vehículo que estaba aparcado bastante lejos de la playa, a medio camino entre
ésta y el Casino, tres compañeros nos retrasamos y volvíamos a nuestro paso
hacia el autobús, oíamos las voces que nos apremiaban a acelerar nuestra vuelta
con la amenaza de iniciar la salida sin nosotros, no alteramos nuestra
velocidad y el Director ordenó la marcha, aun así seguimos a nuestro ritmo por
lo que quedamos en tierra.
No se me había ocurrido
hasta este momento en que escribo estas líneas pero nuestro Director incumplió
la recomendación realizada en Porto sobre la necesidad de ir juntos, puede que
considerase que no habría “trata de blancos”, aunque uno de los abandonados
tenga por primer apellido Blanco. Así que Blanco, Tino y Villa tomaron la
carretera que llevaba a Cascais y sin prisa pero sin pausa realizaron andando este
trayecto del que hacen fe las tres fotografías siguientes:
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Fotos: Colección Villa. |
En esta última instantánea
ya nos encontramos en una de las playas de Cascais, en la zona urbana.
No recuerdo el reencuentro
con nuestro superior lo que significa que no me incomodó en absoluto.
Pero la justicia poética no tardó ni veinticuatro horas en actuar y a nuestro director y esposa los dejó en tierra un autobús público. Suceso que Manuel Blanco nos hizo rememorar durante la comida con Durán y que se relatará más adelante en su contexto temporal.
Después de cenar nos
recluimos en la pensión sin autorización para salir, pero unos cuantos, entre
los que se encontraba Agripino y creo que también Villar, ambos profesores
acompañantes, nos fugamos a ver el ambiente nocturno de Cascais.
Encontramos una “boîte”
abierta y entramos a tomar una copa, allí vi por primera vez en todo el viaje a
una única chica rubia, con minifalda y sin bigote (todos sabemos que las
portuguesas parece que tenían aversión a la depilación), supongo que era
empleada del establecimiento que se encontraba prácticamente sin clientes.
Nos volvimos un poco decepcionados por esta falta de clientela,
pero contentos, a la pensión y aquel día por circunstancias sobrevenidas dormí
en la misma cama que otros dos compañeros, gracias que era una de esas camas
portuguesas de 1,50 m. de ancho.
En resumen, una jornada
larga con muchos incentivos y algunas dificultades pero que repetiría sin dudar,
si fuese posible.
30 de marzo de 1967
De Cascais a Lisboa.
Antes de poner rumbo a
Lisboa nos acercamos a la Boca do Inferno, a las afueras de Cascais en
dirección contraria a nuestra ruta. Turística visita a los acantilados con arco
incorporado que no me dejó ninguna sensación especial.
No recuerdo si hicimos
alguna otra visita antes de recalar en Lisboa, buscamos pensión cerca del río
Tejo y acordamos comer y cenar en el restaurante A Gaivota en esta misma zona.
Cerca de nuestra base de
operaciones teníamos la Estación Marítima Cais do Sodre, aquí tomamos un barco
con destino a Cacilhas en Almada atravesando el Mar da Palha.
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Foto: Colección Villa. |
Un grupo de compañeros en la
citada Estación Marítima, al fondo uno de los barcos que realizaban esa
travesía muy utilizada por los lisboetas y almadenses por ser la única vía
rápida de comunicación entre ambas riberas del río Tejo antes de la
construcción del Ponte Salazar.
También vemos
a Manuel Blanco – “de punta en blanco” – en este embarcadero, posiblemente estaba
saboreando la salida nocturna planeada que iba a ser para todos nosotros como
una “Fiebre del Sábado Noche”, aunque era jueves y a la película le faltaban más
de diez años para su estreno.
Foto: Colección Manuel Blanco
Desde Almada tomamos los autobuses públicos para subir al Santuário de Cristo Rei desde donde se divisa
toda Lisboa y el puente sobre el Tajo justo a sus pies. D. Manuel y Juanita
quisieron subir los últimos al transporte público después de todos nosotros. Se
creó entre ellos un diálogo absurdo, decía el director “Sube, Juanita, sube” y
contestaba su mujer “Espera, Manolo, espera”. No sé cuántas veces lo
repitieron, lo cierto es que no se incorporaron a tiempo al autobús y éste
inició la marcha sin ellos. La justicia poética no tardó mucho en actuar. La vuelta desde Almada la
realizamos en nuestro autobús cruzando el puente citado del que me impresionó el
piso del mismo realizado con rejillas metálicas que dejan ver a su través el
cauce del río Tejo o Mar da Palha unos
setenta metros más abajo. Su silueta se vislumbra en la instantánea siguiente,
de mala calidad pero correspondiente al viaje.
Este puente fue inaugurado
apenas un año antes de nuestra visita con la denominación de “Ponte Salazar” en
honor del primer ministro de la época António de Oliveira Salazar, considerado
un dictador. Después de la Revolución de los Claveles cambió su nombre por el
de “Ponte 25 de abril”, fecha del inicio de dicho pronunciamiento en el año
1974.
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Foto: Colección Villa. |
La
Torre de Belem es una antigua fortaleza defensiva de la ciudad de Lisboa del
siglo XVI, cerca
se encuentra el Monumento a los Descubridores y el Monasterio de los Jerónimos.
Sería raro que no parásemos aquí pero no me queda ningún recuerdo.
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Foto: Colección Villa. |
Por la tarde visitamos una de las playas de las
afueras de Lisboa en dirección a Estoril, aunque no disfrutamos del baño ya que no era la época, pero hasta peloteamos un
poco. |
Foto: Colección Miguel Ángel
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Es difícil ubicar
exactamente el lugar de la imagen en la que Miguel Ángel y Durán posan teniendo al
fondo a Costa de Caparica, zona de
Trafaria.
Manuel Blanco
vuelve a sorprendernos con la siguiente estampa que asemeja a una playa en
verano, lo cual me hace dudar sobre la posibilidad de que algún valiente
(compañera o compañero) se hubiese atrevido a probar la fría corriente del río Tejo
cerca de su desembocadura en el Atlántico.
Creo que en
esta instantánea algunos retratados no pertenecen a nuestro grupo como por
ejemplo la pareja de la izquierda y que están totalmente vestidos de calle.
Volvimos a Lisboa y ya nos
preparamos para ir a cenar al citado A Gaivota, que nos dejó buen sabor de boca
porque al año siguiente volvieron a esta casa de comidas nuestros sucesores,
según podemos leer en el libro editado por Luis Miguel Torre Santos con el
título de La Academia.
Después de cenar salimos de
paseo por Lisboa a las órdenes de D. Manuel, quién nos tuvo deambulando hasta altas
horas de la madrugada con lo que evitó una posible fuga de la pensión como el
día anterior.
Reproduzco la glosa de Alberto
Durán sobre estos hechos: El día 29 yo también fui a la “boîte”. Por cierto, la chica rubia
estaba muy bien, o eso me pareció a mí. Como nos prestó la escapada nocturna,
acordamos que la noche siguiente nos escaparíamos todos, chicos y chicas, para
otra aventura nocturna. A la noche siguiente nos pusimos nuestras mejores galas
y esperábamos a que el Director se durmiese para poder salir, pero en vez de
dormirse se puso a leer un libro en la puerta de salida del hotel (o pensión)
hasta las tres de la noche, chafándonos la aventura. Se comentó que había
recibido un chivatazo y por ese hizo de guardián
Recuerdo que recorrimos todo
el centro de Lisboa, desde la Plaça do Comércio hasta la Avenida da Liberdade y
calles adyacentes, antes de retirarnos para intentar la fuga que no fue posible
como indica Alberto Durán.
Manuel Blanco
recuerda que dormimos en una pensión que tenía una escalera de caracol para
subir a algunas habitaciones, las de los chicos. Intentamos bajar sigilosamente
para burlar la vigilancia y cumplir nuestro objetivo de escapada nocturna, pero
cuando la fila de evasores estaba a punto de llegar al piso inferior se oyó la
voz del director diciendo “¿A dónde van ustedes?", lo que abortó definitivamente
la fuga.
31 de marzo de 1967
De Lisboa a Coimbra.
Creo que fue este día por la
mañana en el autobús cuando a un comentario realizado por Juanita, esposa de
nuestro Director, se oyó la potente voz de Carlos Santalla diciendo algo así:
“…pues si lo vieras amanecer”. Frase que molestó a D. Manuel castigándolo a
permanecer en el autobús, aunque pienso que quedo sin efecto a instancia del
resto de profesores.
Paramos en Santarém, supongo
que para comer, donde se tomó la foto siguiente en la que Salustiano “farda” de
automóvil y cuyo lugar y fecha tengo anotado en el revés de la misma, al igual que en el resto de las de mi colección.
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Foto: Colección Villa. |
Seguimos ruta hasta Fátima,
impensable en aquel momento no realizar esta parada en este lugar de peregrinación.
Llegamos después de sufrir
un pinchazo en el autobús, como nos comenta Manuel Blanco, la tarde del viernes para visitar este
Santuario y lo encontramos prácticamente sin gente como podemos observar en la
fotografía, tal vez la fecha y la hora no eran adecuadas para encontrarnos
celebraciones religiosas. Mejor sin aglomeraciones.
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Fotos: Colección Villa. |
Sin tener en cuenta la
espiritualidad que pueda desprender este lugar, quiero confesar que para mí
esta zona tiene algo de mágica y atractiva, concretamente el área del triángulo
formado aproximadamente por los siguiente vértices: Sāo Pedro de Moel, Tomar y
Peniche. Imprescindible dos o tres días, mejor una semana, para disfrutar de
todos sus encantos.
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Foto: Colección Villa. |
El grupo, casi al completo,
debajo de la encina asociada a la aparición de la Virgen María en Fátima.
La
siguiente imagen es un recorte de la anterior e iluminada con los nombres de
los identificados en el retrato:
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Foto: Colección Villa. |
En la imagen siguiente Agripino y
Blanco en la soledad de Fátima.
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Foto: Colección Manuel Blanco
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Por fin, después de esta
parada, nos dirigimos a Coimbra para pernoctar allí.
Supongo que un objetivo era
acudir al parque temático “Portugal dos pequeninos” pero no recuerdo haberlo visitado.
Supongo que el pinchazo comentado nos produjo un retraso importante.
Algunos
hicimos una visita a una República Estudiantil, una especie de residencia
universitaria regida por los propios estudiantes como si de una comuna se
tratase. La autogestión es la seña de identidad de estas asociaciones que cada
una tiene objetivos dispares a excepción de dar cobijo a los universitarios.
Una vez retirados a la
pensión para dormir y descansar comenzaron las risas y demás en la habitación
que me tocó con lo cual se escucharía desde el pasillo el jolgorio interno. De
pronto se abrió la puerta de golpe y un compañero de otra habitación entró
susañando al Director, para asustarnos con esta visita, con tan mala suerte que
golpeó a un lavabo que se encontraba detrás de la entrada dejándolo hecho
añicos. Al día siguiente lo recompusimos un poco e hicimos “mutis por el foro”,
¿qué habrán pensado de nosotros los dueños de la pensión cuando descubrieron el
desaguisado?
No dispongo de ninguna
fotografía que de forma indiscutible corresponda a nuestro paso por Coimbra,
Miguel Ángel me envió una que no ubica en ningún lugar. Me atrevería a opinar
que corresponde a esta ciudad, a la salida del día siguiente, pero puedo estar
completamente equivocado.
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Foto: Colección Miguel Ángel
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1 de abril de 1967
Coimbra – Porriño
Esta etapa podemos
calificarla de maratoniana, sobre 400 km. de recorrido: Coimbra, Viseu, Lamego,
Vila Real, Amarante, Guimarães, Braga, Tuy, Porriño.
Creo que hicimos una única
parada en Vila Real para comer, supongo que tendríamos que atravesar la
frontera este día y había que llegar antes de su cierre nocturno y/o de la
caducidad de nuestro permiso de estancia.
En Vila Real comimos en el
Hotel Tocaio que ofrecía unas excelentes instalaciones para lo conocido
anteriormente. Acabo de leer en internet que ha desaparecido para hacer un
centro de salud en 2017, aunque llevaba tiempo cerrado. Su cafetería estaba
dotada de un moderno ambiente musical que nos invitó a materializar un
improvisado baile que sorprendió a los camareros quienes nos confesaron que era
la primera vez que ocurría esta circunstancia en este recinto.
Antes de la comida nos dimos
un paseo por los alrededores disfrutando de un tiempo soleado como podemos
observar en las instantáneas siguientes que ilustran nuestro paso por esta
pequeña y bonita ciudad portuguesa.
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Fotos: Colección Villa. |
En la primera toma estamos a
la entrada del Hotel Tocaio, las dos siguientes en sendos lugares de esta
población.
No puedo asegurar que la
foto que viene a continuación se haya realizado en Vila Real, procede del
archivo fotográfico de Adela y Salustiano, necesitaríamos su confirmación.
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Foto: Colección Adela y Salustiano
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Seguimos
viaje hacia la frontera de Tuy (Desde Vila Real teníamos más cerca la frontera
de Chaves, luego, supongo, debía existir alguna razón de peso para salir de
Portugal por donde entramos) con prisa por las razones ya expuestas anteriormente.
La imagen de al lado
corresponde al paso por Guimarães (Palacio de los Condes de Bragança), tomada
desde el autobús, de no tener esta evidencia no recordaría este lugar en
nuestro trayecto.
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Foto: Colección Villa. |
Por
fin llegamos a la “raya” de Tuy que pasamos “por los pelos” ya llegada la
noche, aun así seguimos ruta hasta llegar a Porriño donde intentamos encontrar
un lugar para dormir. No fue posible sólo había habitaciones para nuestras
compañeras, nosotros nos quedamos a descansar en el propio autobús hasta la
mañana siguiente. Recuerdo que se compraron algunas botellas de licor para
“calentar” durante la noche.
Fecha y lugar indeterminados
No puedo dejar de insertar
la siguiente instantánea de la colección de Eva e Isabel que podíamos titular
como “En una rúa portuguesa” debido a la indefinición de fecha y lugar donde se
tomó. La imagen no tiene ninguna referencia visible que pudiera ayudar a su
localización como ocurrió con la del Pelourinho de Óbidos o la Fonte da Rosália de Castro.
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Foto: Colección Eva e Isabel
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2 de abril de 1967
Porriño – Laciana
Paramos a comer en el
Restaurante Azul en Ponferrada. Cuando nos fuimos a sentar en las mesas pasamos
por los servicios y yo me retrasé en exceso,
al volver me encontré que tenía que comer en solitario por estar
ocupados todos los puestos en nuestras mesas, como no tenía que compartir con
nadie me bebí casi toda la botella de vino clarete de un litro que pusieron a
mi disposición.
A la salida tenía que
controlar las rayas de las baldosas de las aceras para seguir una línea recta y
no hacer eses, al llegar al autobús me acosté en los asientos traseros
quedándome dormido hasta Palacios por lo menos, esto me salvó para bajarme sin
síntomas raros en Caboalles, final de nuestro viaje.
El autobús de Autos Pelines
estaba dotado de un tocadiscos de plato flotante, artilugio que nunca más volví
a encontrar en automoción, los excursionistas que tenían discos los llevaron para
disfrutar de la música ye-ye, pop y rock de la época. Lamentablemente el lector
de discos de 45 rpm. no toleraba las bacheadas carreteras españolas ni el adoquinado
de las portuguesas produciendo constantes saltos de la aguja por lo que no nos
quedó más remedio que desestimar su uso para preservar la “salud” de los
vinilos aportados.
No obstante, como en todas
las excursiones, surgió una masa coral espontánea que amenizó el
desplazamiento. Quisiera hacer mención de dos solistas, Miguel Ángel y
Salustiano, que triunfaron con actuaciones de las que dejo constancia según
comentarios de Miguel Ángel y Alberto Durán:
Miguel Ángel: El único recuerdo adicional que podría
aportar es el increíble éxito que tuve cantando una y otra vez en el autobús, a
petición del respetable, "Juanita Banana" de Luís Aguilé. Era tan
ingenuo que ni se me pasó por la cabeza que el entusiasmo del público no se
debía a mis aptitudes musicales sino a que Juanita era el nombre de la mujer
del director y así se dirigía constantemente a ella. Al parecer, todos los
excursionistas se partían de risa considerándolo una provocación.
Alberto Durán: Miguel Ángel tuvo un duro competidor en el
estrellato del Hit Parade de la canción, pues en número uno de la lista también
se situó Salustiano. Dijo el Director: Canten algo para alegrar el viaje y
Salustiano de arrancó cantando:
Ai Pepiño, adiós, ai Pepiño, adiós,
Ai Pepiño, por Dios no te vaias
Quédate con nos, quédate con nos
non te vayas afogar á praia,
cómo nos pasou a nos.
En
ese momento el Director estalló en una carcajada y todos nosotros en risas. La
actuación de Salustiano tuvo tanto éxito que tuvo que hacer varios bises.
Aun
no sé lo que le provoco al Director la desternillante carcajada. Puede ser el
que los afogados se comunicasen con los vivos. Las brujas no se ven, pero
haberlas hailas y también hay fantasmas.
Un viaje inolvidable que el
tiempo transcurrido va arrumbando en nuestra memoria y que pretendo que vayan
aflorando los recuerdos de los compañeros que lean estas líneas y que se puedan
incorporar a un texto común.
________________________________________
(1) En
La Nueva España del 31 de diciembre de 2021se puede leer el siguiente texto de
Antonio Masip* en su sección “Con vistas
al Naranco”:
Un solo zapato – La curiosidad de los pies descalzos
Al
exiliarse a Portugal, mi madre adolescente, huyendo con los suyos tras la
victoria del Frente Popular de febrero/1936, se sorprendió de los niños
calzados de un solo pie. Una disposición de la dictadura lusa sancionaba el no
calzado en los pies, con lo que la picaresca conducía a los padres a facilitar
par de zapatos por pareja de hermanos. (…)
Impedido mi pie izquierdo, pienso que de haber sufrido mis padres y
hermano las miserias portuguesas de los treinta tendrían la anacrónica compasión
de permitirme el zapato derecho.
*Antonio
Masip fue alcalde de Oviedo por el PSOE.
Este
reciente artículo confirma mi sorpresa al comprobar a portugueses con pies
descalzos en 1967 cuando en Laciana todos andábamos con los pies cubiertos,
aunque fuese con unos chanclos.
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FOTOS Y COMENTARIOS (Por
orden de aparición):
Manuel
Blanco.
Ángel de la Villa.
Adela
Gómez y Salustiano Pérez.
Berta
Fernández.
Eva
e Isabel García.
Miguel
Ángel Fernández.
Julio García Barrero
Ermelinda
Sabugo.
Alberto
Durán.
Muchas
gracias por vuestra colaboración.
Reitero
la invitación al resto de compañeros para que nos aporten datos que puedan
plasmarse en ediciones posteriores de este texto.